sábado, 24 de octubre de 2015

¿Clase de ruso, totalmente en ruso? Sí, es posible.

¡Hola a todos!

Hoy os quiero hablar de la clase de ruso que tuvimos el otro día. En una de mis asignaturas del máster, Metodologías, siempre surgía el debate sobre que lengua deberíamos utilizar (si la L1 o la L2) cuando estamos dando clase de español, especialmente en niveles principiantes. En mi caso, siempre he pensado que la L2 debe ser tratada tanto como sea posible desde niveles bajos, ya que ayuda a entrar en contacto con ella desde un primer momento y el oído se va acostumbrando mejor a los nuevos sonidos. Aunque la verdad, no creía que fuese posible empezar desde cero solamente con la L2 (siempre he pensado que una mezcla de las dos lenguas es lo mejor). Pero después de esta clase de ruso, mi visión al respecto ha cambiado por completo. Veamos qué es lo que hicimos en clase exactamente.

Estábamos en clase esperando a que la profesa llegará, cuando de repente entró una chica joven hablando en ruso. Al principio me pilló un poco desprevenida, pero después recordé de qué iba la cosa y cogí la clase con muchas ganas. Cuando Amanda, la profesa, empezó a hablar en ruso pensé que la hora de clase se me haría muy larga y que no lograría entender nada de lo que estaba diciendo. Pero la verdad es que pasados cinco minutos te acabas acostumbrando a esta nueva lengua y no resulta tan difícil comprender lo que la profe dice, especialmente porque Amanda acompañaba sus palabras con gestos. Además, también utilizaba elementos visuales, como fotografías, para ejemplificar.

La clase empezó con una presentación por parte de Amanda, y acto seguido nos repartió la correspondencia entre el abecedario ruso y el español, y así pudimos escribir todos nuestros nombres. Y así es como mi nombre se escribe: Паула. Después de esto, aprendimos a preguntar por el nombre de una persona y a responder a esa misma pregunta. Lo que hacía Amanda era decirlo ella primero, luego hacernos repetirlo a todos en coro y por último, de uno en uno teníamos que hacerle la pregunta al de al lado. La verdad es que todo el proceso fue muy entretenido, aparte de aprender, nos lo pasamos muy bien. Después de esto, pasamos a aprender vocabulario relacionado con el tema “fiesta” que luego utilizaríamos en unos diálogos. El vocabulario lo aprendimos con ayuda de imágenes, así que en ningún momento se nos dio la traducción en español, y el diálogo lo tuvimos por escrito (aunque luego también hicimos un ejercicio dónde teníamos que rellenar los huecos que le faltaban al diálogo). Por último, pusimos el diálogo en uso al tener que levantarnos y hacer ver que estábamos en una fiesta (¡con vasos de plástico incluidos!). Esta última parte es la que se me hizo más pesada, ya que teníamos que hablar con varias personas y se hacía cansado tener que repetir siempre el mismo diálogo.

En general, la experiencia fue muy buena, y me ha ayudado a ver que dar una clase solamente en la L2 es exactamente lo que deberíamos hacer, ya que los alumnos lo entienden todo (siempre que nos ayudemos de gestos e imágenes). Cuando a principios de año empecé con las clases de alemán, nuestra profesora (nativa) daba un 80% de la clase en alemán, aunque muchas veces recurría al español cuando veía que mucha gente no acababa de entender un concepto. Está claro que enseñar vocabulario en la L2 es mucho más fácil que no enseñar la gramática, ya que hay conceptos complejos y difíciles de entender en otra lengua. También, cuando estuve en Alemania haciendo clases de alemán (hice el nivel A2), la profesora hablaba en alemán todo el rato, no recurría a otro lengua en ningún momento (cierto es, que los alumnos éramos cada uno de un lugar distinto y no compartíamos lengua materna, aunque todos hablábamos inglés). Gracias a estas experiencias, y ahora a la clase de ruso del otro día, estoy convencida de lo beneficioso que es empezar desde cero con la L2.

Esto es todo por hoy, ¡hasta la próxima!
Paula

No hay comentarios:

Publicar un comentario