domingo, 23 de octubre de 2016

La lectura como estilo de vida

En este post me gustaría retratarme como usuaria de textos literarios y futura docente. Si bien es cierto que me adentré en el mundo de literatura más bien tarde, en la adolescencia, he aprovechado cada rato libre desde entonces para coger un libro y sumergirme en otros mundos. Los libros han sido un gran escape durante toda mi adolescencia. Creo que no hay nada más “desestresante” que una buena novela. Personalmente, las novelas que más me gusta leer son las románticas y, aunque puede sonar a tópico, hasta el momento con la que más he disfrutado y sentido ha sido con “El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez. De todas maneras, ahora mismo estoy en un punto en mi vida donde estoy abierta a todos los géneros y temas. Por eso, me acabo de leer “La caída de los gigantes” de Ken Follett, una novela histórica que me ha cautivado por completo.

Creo firmemente que la lectura te hace libre, como me sentí cuando hice esta foto de camino a Ámsterdam.



Además, no solo he consumido literatura por placer, sino que hice de ella mi estilo de vida, ya que me gradué en Filología Inglesa. Durante los cuatro años de la carrera pude ver otros aspectos relacionados con la literatura que desconocía hasta el momento, como por ejemplo su análisis más exhaustivo y sus diferentes versiones en otros países y continentes. Si no hubiese sido por la carrera, creo que nunca hubiese leído obras de la India, por ejemplo, y a la vez tan famosas y que te hacen abrir los ojos sobre la sociedad como “The God of Small Things”.

Debo admitir que siempre me he sentido más atraída por la literatura anglosajona, quizás por los estudios que realicé, y por ese motivo escogí esta asignatura sobre Didáctica de textos literarios en ELE, para poder descubrir la inmensa y rica literatura hispanoamericana. Además, me va a ser de gran ayuda para elaborar mi TFM, ya que en él me gustaría analizar los manuales de ELE en busca de materiales auténticos (textos literarios) para ver de qué manera se utilizan. Creo que la literatura es una forma perfecta de acercar a los alumnos a la cultura del idioma que se desea aprender, aportándoles, además, un input de lengua real. 

Con esta imagen me gustaría resumir lo que significa para mi la literatura. 


domingo, 25 de octubre de 2015

Hablemos de "chunks"

¡Hola de nuevo a todos!

Hoy vengo a hablaros de los chunks. Los chunks son bloques prefabricados y fijos que son muy útiles para los aprendices de lenguas, ya que son estructuras que te aprendes de memoria sin necesidad de saber sobre la gramática o el vocabulario específico de esa frase. Os voy a dejar algunos ejemplos, tanto del español como de otras lenguas que conozco (las frases en ruso están escritas fonéticamente en nuestro abecedario), para que sea vea más claro.

  •          ¿Cómo te llamas?
  •          What’s your name?
  •          Wie heißt du?
  •          Kak tibya zabut?


  •          ¿Qué tal estás?
  •          How are you?
  •          Wie geht’s?

  •          Encantado.
  •           Nice to meet you.
  •          Freut mich.  
  •          Ochen pryatna.


Normalmente están son las frases que te enseñan siempre al principio, ya que no es necesario tener un gran conocimiento de la lengua, solamente tienes que memorizar las frases y utilizarlas en el contexto adecuado.

¡Hasta pronto!
Paula

sábado, 24 de octubre de 2015

¿Clase de ruso, totalmente en ruso? Sí, es posible.

¡Hola a todos!

Hoy os quiero hablar de la clase de ruso que tuvimos el otro día. En una de mis asignaturas del máster, Metodologías, siempre surgía el debate sobre que lengua deberíamos utilizar (si la L1 o la L2) cuando estamos dando clase de español, especialmente en niveles principiantes. En mi caso, siempre he pensado que la L2 debe ser tratada tanto como sea posible desde niveles bajos, ya que ayuda a entrar en contacto con ella desde un primer momento y el oído se va acostumbrando mejor a los nuevos sonidos. Aunque la verdad, no creía que fuese posible empezar desde cero solamente con la L2 (siempre he pensado que una mezcla de las dos lenguas es lo mejor). Pero después de esta clase de ruso, mi visión al respecto ha cambiado por completo. Veamos qué es lo que hicimos en clase exactamente.

Estábamos en clase esperando a que la profesa llegará, cuando de repente entró una chica joven hablando en ruso. Al principio me pilló un poco desprevenida, pero después recordé de qué iba la cosa y cogí la clase con muchas ganas. Cuando Amanda, la profesa, empezó a hablar en ruso pensé que la hora de clase se me haría muy larga y que no lograría entender nada de lo que estaba diciendo. Pero la verdad es que pasados cinco minutos te acabas acostumbrando a esta nueva lengua y no resulta tan difícil comprender lo que la profe dice, especialmente porque Amanda acompañaba sus palabras con gestos. Además, también utilizaba elementos visuales, como fotografías, para ejemplificar.

La clase empezó con una presentación por parte de Amanda, y acto seguido nos repartió la correspondencia entre el abecedario ruso y el español, y así pudimos escribir todos nuestros nombres. Y así es como mi nombre se escribe: Паула. Después de esto, aprendimos a preguntar por el nombre de una persona y a responder a esa misma pregunta. Lo que hacía Amanda era decirlo ella primero, luego hacernos repetirlo a todos en coro y por último, de uno en uno teníamos que hacerle la pregunta al de al lado. La verdad es que todo el proceso fue muy entretenido, aparte de aprender, nos lo pasamos muy bien. Después de esto, pasamos a aprender vocabulario relacionado con el tema “fiesta” que luego utilizaríamos en unos diálogos. El vocabulario lo aprendimos con ayuda de imágenes, así que en ningún momento se nos dio la traducción en español, y el diálogo lo tuvimos por escrito (aunque luego también hicimos un ejercicio dónde teníamos que rellenar los huecos que le faltaban al diálogo). Por último, pusimos el diálogo en uso al tener que levantarnos y hacer ver que estábamos en una fiesta (¡con vasos de plástico incluidos!). Esta última parte es la que se me hizo más pesada, ya que teníamos que hablar con varias personas y se hacía cansado tener que repetir siempre el mismo diálogo.

En general, la experiencia fue muy buena, y me ha ayudado a ver que dar una clase solamente en la L2 es exactamente lo que deberíamos hacer, ya que los alumnos lo entienden todo (siempre que nos ayudemos de gestos e imágenes). Cuando a principios de año empecé con las clases de alemán, nuestra profesora (nativa) daba un 80% de la clase en alemán, aunque muchas veces recurría al español cuando veía que mucha gente no acababa de entender un concepto. Está claro que enseñar vocabulario en la L2 es mucho más fácil que no enseñar la gramática, ya que hay conceptos complejos y difíciles de entender en otra lengua. También, cuando estuve en Alemania haciendo clases de alemán (hice el nivel A2), la profesora hablaba en alemán todo el rato, no recurría a otro lengua en ningún momento (cierto es, que los alumnos éramos cada uno de un lugar distinto y no compartíamos lengua materna, aunque todos hablábamos inglés). Gracias a estas experiencias, y ahora a la clase de ruso del otro día, estoy convencida de lo beneficioso que es empezar desde cero con la L2.

Esto es todo por hoy, ¡hasta la próxima!
Paula

domingo, 4 de octubre de 2015

¡Bienvenidos a mi blog!

Me llamo Paula y soy de Tarragona. Acabo de empezar el máster de formación de profesores de español como lengua extranjera en la Universitat de Barcelona. Esto supone un gran cambio en mi vida, tanto personal como académico.

Siempre me han interesado las lenguas, no solo como algo que se aprende con el fin de comunicarse, sino que también he estado muy interesada en su estudio más profundo y complejo. Es por eso que estudié Filología Inglesa en la Universitat Rovira i Virgili, en dónde la lingüística y la gramática me robaron el corazón. No entré en la carrera con la intención de dedicarme a la enseñanza de esta lengua, ya que sin ninguna experiencia previa pensaba que no era lo mío. Simplemente disfrutaba aprendiendo sobre la lengua inglesa sin pensar mucho en lo que haría una vez acabase el grado.

En mi tercer año tuve la suerte de poder disfrutar de una beca Erasmus y pasé un año viviendo y estudiando en York, Inglaterra. Esto supuso un cambió en mi vida por completo. Conocí a gente maravillosa, entre ellos al que a día de hoy es mi pareja (que es de Alemania), además de vivir la experiencia más enriquecedora que he podido tener hasta día de hoy. Sin duda recomiendo esta experiencia a cualquiera, y os dejo una foto de la catedral de York para que os hagáis una idea de lo bonita que esta ciudad es. 


Al volver, encontré trabajo en un colegio de Tarragona dando clases extra escolares de inglés a niños de segundo de primaria y primero de la ESO. Al principio tenía mucho miedo, ya que era la primera vez que estaba dando clases a este nivel (hasta el momento solo había dado clases particulares). Pero conforme pasaban los días (y para mi sorpresa), me di cuenta que el enseñar una lengua extranjera era algo que realmente disfrutaba haciendo. El ver que tus alumnos aprenden y disfrutan con las actividades que tú en tu casa pasas tanto tiempo preparando es algo muy reconfortante. Uno le da mucho a sus alumnos, pero ellos te dan mucho más.

Fue en ese momento en el que me di cuenta que esto era exactamente a lo que quería dedicarme. El hecho de que mi novio sea extranjero y viva en Alemania me ayudó a decidirme por este máster, ya que una vez acabe con esto me iré a vivir allí. Bien podría haber ampliado mis estudios de inglés como lengua extranjera, pero pensé que quizá disfrutaría mucho más pudiendo enseñar mi lengua materna. Ya que con mi grado ya puedo dar clases de inglés, pensé que el hecho de poder enseñar dos lenguas me abriría más puertas.

Con este máster quiero ampliar los conocimientos de didáctica que ya aprendí en mi grado y que no pude poner en práctica, pero también quiero aprender cosas nuevas (las diferentes metodologías, planificación, etc.). Esta nueva etapa acaba de empezar y aunque todavía quede mucho por aprender, empiezo con muchas ganas. Conforme pasen las semanas, espero poder seguir escribiendo sobre esta nueva experiencia. Y conforme vaya escribiendo, me gustaría poder ver el progreso que voy haciendo.


¡Hasta la próxima!